El MIEDO ENCARNADO DE ENFERMERÍA Y COVID-19

Karla Ivonne Mijangos Fuentes

Al momento de la noticia sobre el primer caso de coronavirus en México, comencé a ver dentro de mis redes sociales publicaciones de muchos de mis colegas enfermeros/as, quienes expresaban a través de memes, imágenes, videos y demás publicaciones el terror, pánico e incertidumbre que sentían en torno a esta nueva tormenta que se avecinaba para nuestro país. Empero, previo a sumergirnos en el mundo del miedo colectivo de enfermería, me gustaría añadir que, muchas de las imágenes que circulaban previamente en el Facebook, Instagram y otras redes sociales abordaban dos aspectos primordiales: 1) el carácter heroico de los enfermeros quienes deberán enfrentar con sus propias armas esta pandemia por COVID-19, por tanto, éstos se miran inmunizados por la sociedad y; 2) las imágenes desalentadoras de enfermeras en Italia y otros países, quienes, además de ser explotadas laboralmente con jornadas de más de 12 horas, han sido ya contagiadas de COVID-19 debido a la escases y falta de equipos de protección.

Es así que, el miedo manifestado de forma oculta a través de imágenes y metáforas [digo metáforas, porque en sentido real, las emociones de miedo siempre han sido contenidas en los profesionales de la salud] entre los colegas enfermeros mexicanos, era debido a esta gran cantidad de imágenes que circulaban en redes sociales, aunado a otras subjetividades del miedo, las cuales debían ser interpretadas y explicadas. Es por ello que, me di a la tarea de publicar una imagen que contenía la siguiente frase: “mi miedo no es contagiarme, mi miedo es contagiar a mi familia”; y a través de ella, invité a mis compañeros enfermeros a expresar lo que verdaderamente les causaba miedo en torno a este acontecimiento histórico que estamos viviendo todos los mexicanos y todos pobladores del mundo.

A este respecto, solo voy a destacar algunas de las respuestas, porque al parecer, este miedo que expresan algunos enfermeros, es también el miedo que suelen subjetivar y encarnar la mayoría de ellos o ellas. Por ejemplo, Desir (2020) de la República Dominicana, quien también tiene el rol de madre y cuidadora, señalaba “no quiero dejar a mis hijos huérfanos, ya que mis pulmones no resistirían”. En esta descripción podía sentir y verme afectada por el dolor de muchas enfermeras, quienes también son madres, cuidadoras no remuneradas de los hijos, padres y del hogar, pero también son trabajadoras del cuidado profesional. En este tenor, el dolor sentido en el cuerpo de aquella mujer no era hacía sí misma, era por el devenir incierto de sus hijos. Esto me hacía pensar sobre el valor del autocuidado, el cual no solo implica desarrollar actividades y ejercicios de protección física, sino también pensaba en el valor despersonalizado, el sacrificio maternal por el hijo, es decir, aquí no importamos ambos, no nos necesitamos ambos mutuamente, en este caso, y muchos más, mi valor añadido como persona gira en torno al otro, ese otro que debe sobrevivir, como en el caso de la cadena alimenticia, que sobrevive el más fuerte, el más valorado por la sociedad, el que tiene más posibilidades de sobrevida, y por supuesto que, esto normaliza y naturaliza el valor sacrificado de la mujer; con ello, no quiero decir que los hijos no tienen el valor añadido, pero como refiere Marcela Lagarde, la mujer es siempre la que tiene encarnado y sistematizado ese rol amoroso y sacrificado, restando valor a su propia vida, en tanto, se sabe que ambas vidas deben tener igualdad de importancia dentro de la sociedad, por tanto, el valor de la colectividad debe adquirir mayor trascendencia y significado.

En otra de las respuestas escritas, López (2020) de México apuntaba “honestamente, mi miedo es el mismo que el de siempre, no al de la muerte, sino a qué tanto puede ser maltratado mi cuerpo por la enfermedad y por las intervenciones médicas antes de morir, sin que tenga la conciencia para evitarlo”. Al mirar esta respuesta, pensaba en las mil maneras de morir, y justamente, coincidía con López en que la muerte menos deseada para muchos ha sido morir dentro de un hospital, sobre todo, sí añadimos que como enfermeros/as conocemos la cotidianidad y el sentido común de vivir, sobrevivir y morir en el interior de un hospital, independiente que, los cuidados y procedimientos hospitalarios se hagan con la mayor delicadeza y con la mejor calidad y calidez. Como enfermeros (as) sabemos que la dureza de las camas es inevitable, reconocemos que la colocación de un tubo endotraqueal es uno de los procedimientos más dolorosos, y no quiero pensar, en el procedimiento de succión o aspiración de secreciones.

Asimismo, como enfermeros (as) conocemos las precarizaciones dentro de los hospitales, tanto de recursos humanos, materiales, económicos, como emocionales. Por tanto, el miedo a morir en el interior de un hospital, bajo tratamiento y procedimientos hospitalarios de alta complejidad, en medio de un cuarto de aislamiento, en estado inconsciente, pero siempre atento y escuchando los pronósticos, no siempre tan buenos, es normal que se pronuncie más prominente entre los enfermeros (as), es obvio, que como enfermeros(as) rechazamos a lo que estamos más acostumbrados; justo nos sucede, como el que vive en pobreza toda la vida, y cuando logra salir de ella, siente una aporofobia inmensa, o el que presenta un cuerpo gordo, y cuando se hace esbelto, presenta gordofobia, justo así nos sentimos nosotros, con ese temor inmenso a morir en ese entorno que tanto rechazamos.

Finalmente, agrego la descripción de Espinosa (2020) de México, quien decía “desde un inicio de la pandemia, vivo con una adulta mayor de 84 años. No me importaría enfermarme o lo que pueda pasarme, me duele el solo pensar que como siempre, por el hospital, tengo que alejarme de mi familia. Nunca pensé que ser enfermera me quitaría tanto tiempo con mi familia, y que ahora puedo perjudicarlos, estoy muy triste”.  Es así que, vemos a través de esta herméutica textual, el carácter de culpabilidad transfigurado en miedo, esa culpa por contagiar al otro, y desde ese momento, morir en vida por haber sido la causa de que otros mueran. Algo que notablemente, necesitamos cambiar y modificar, porque esta connotación hace de la enfermería una profesión siempre sacrificada por y para la humanidad, sin embargo, la vida en colectividad se vive en un entorno de igualdad y equidad, porque los héroes solo fueron utilizados para colonizar el pensamiento, el hacer y al ser, pero esos héroes también se han deconstruido en sociedad y solidaridad. 

En general, esta visión sacrificada y focalizada de la enfermería, es lo que produce el miedo a enfermar al otro, a morir dentro de un hospital, a atender a usuarios enfermos sin protección. No obstante, ese miedo además de no ser expresado, tiene que ser contenido y subsumido al cuerpo, porque se nos ha enseñado que siempre debemos dar lo mejor de nosotros/as, siempre sentir compasión por el otro y sacrificar sin esperar nada de nadie. Sin embargo, este miedo debe ser deconstruido y descolonizado, porque el pensamiento deliberado nos permitirá expresar el miedo sentido y encarnado para exigir entornos laborales adecuados, en lo económico, humano y material, y nunca, sentir que nuestra vida como enfermeros vale menos que el resto de las vidas de la sociedad.

Referencias

  • Ahmed, S. (2014). La política cultural de las emociones. México: Universidad Nacional Autónoma de México.
  • Lagarde, M. (2001). Memoria: Claves feministas para la negociación del amor. Managua: Puntos de Encuentro

Published by karlamijangos

Enfermera, apasionada de la investigación, activista social y del movimiento descolonizador en enfermería.

2 thoughts on “El MIEDO ENCARNADO DE ENFERMERÍA Y COVID-19

  1. Excelente análisis. Como lo he expresado alguna vez: a los profesionales de ENFERMERÍA nos enseñan el sacrificio, la abnegación, la mal comprendida vocación, sumisión, nos despersonalizan, nos hacen inhumanos contra uno mismo y contra el colega, somos y estamos para vivir, ser y estar para los demás. Yo he llegado al momento de decir: primero yo, luego yo y al último yo, así estarán bien los demás que dependen directa o indirectamente.

    Like

Leave a comment

Design a site like this with WordPress.com
Get started